¿Cómo acercarse a la
realidad? Es una pregunta que he formulado en base a la película (xxy) y las
lecturas que leí a lo largo del curso. Me parece que todo el contenido y los
recursos de la materia, responden esa pregunta de alguna u otra manera.
Comenzando por la lectura
de Pablo Fernandez: “El conocimiento encantado”, en la que propone que
"Todo conocimiento implica una relación entre sujeto y objeto" (Pablo Fernandez, El conocimiento encantado).
Ésta relación, se refiere
a las tres epistemologías del conocimiento: fusión, distancia y encantamiento.
La primera se refiere a cuando atribuimos más importancia al objeto que al
sujeto; la segunda (distancia), es lo contrario de la fusión, es decir,
el sujeto tiene poder sobre el objeto; y por último, el encantamiento, en donde
se plantea una empatía entre ambos. Estas tres epistemologías pueden variar
tanto para el tipo de persona, como para las diferentes situaciones. Por
ejemplo: Un médico podría vivir en base a la fusión, pues su trabajo es
solamente curar la enfermedad o herida de algún paciente, a él no le interesan
los problemas personales de aquellos que atiende (en teoría). Sin embargo, es
probable que se tope con alguna situación en la que un paciente se sienta muy
triste por su enfermedad, y el médico, en un intento de mejorar el ánimo del paciente,
decida guiarse más por la epistemología del encantamiento, tratando de
establecer una empatía entre los dos: apoyándolo psicológicamente. No sólo en
términos médicos.
La siguiente lectura que
leí, fue “El sentido común como sistema cultural”, en el que se habla sobre
cómo se construye nuestro sentido común.
“El sentido común es más que nada una interpretación de las inmediateces de la experiencia” (Clifford Geertz, El sentido común como sistema cultural).
Básicamente, quiere decir
que las situaciones que vives en la vida cotidiana y todo lo que experimentas
sobre ella, construyen tu sentido común. Estoy de acuerdo con su definición,
pero yo le agregaría algo más. Además de las experiencias, me parece que
nuestra mentalidad y la de todos los animales siempre se encuentran preparadas
para mejorar la supervivencia. A continuación, explicaré más a fondo a lo que
me refiero.
En 1976, el biólogo
británico RichardDawkins,
escribió un libro llamado “El
gen egoísta”,
en la que explica (entre varios puntos) cómo los humanos y los animales estamos
programados para pensar negativamente. En su libro da el siguiente ejemplo:
Imaginemos un escenario en el que se encuentra una persona perdida en el
bosque, por lo que decide refugiarse en una cueva. Al cabo de unas horas,
observa una sombra en las afueras de la cueva, el individuo pude pensar en dos
opciones: 1. Es una sombra de un animal peligroso, o 2. Es solamente la sombra
de un árbol o un objeto inanimado. Si la persona elige la primera, se preparará
para ser atacado, y si resulta que la sombra no era de ningún animal peligroso,
lo único que pudo perder es tiempo. Ahora, si hubiese elegido la segunda
opción, y la sombra que no aparentaba una amenaza, resulta ser un animal
peligroso, seguramente la persona terminaría devorada por haberse confiado.
Mi objetivo con ese
ejemplo, es demostrar la manera en la que los seres vivos y su mentalidad
negativa, les ha ayudado a sobrevivir los peligros que experimentan con
frecuencia. Es una forma de acercarse a la realidad; una
parte del sentido común que se ha
desarrollado a lo largo de millones de años de evolución. Sin esa forma de
pensar, las especies que observamos hoy en día, simplemente no estarían aquí
presentes en el planeta.
El otro punto de Geertz,
es sobre cómo las diferentes culturas generan diversos tipos de sentido común.
Por ejemplo, en nuestra cultura (al menos en México), la intersexualidad es
vista como una condición desagradable, y se tiende a rechazar a las personas
que la padezcan. Esto se pude apreciar en la película “xxy” en donde la familia
de Alex (una joven intersexual) se ve forzada a huir a un pequeño pueblo en
Uruguay, ya que las críticas de la sociedad no le permitían tener una vida
normal a Alex.
Arlet Haro habla en su blog sobre la mala costumbre que tenemos (al menos en nuestra
sociedad) hoy en día de rechazar aquellas personas con características
peculiares que no nos agraden. Un hecho algo triste, pues denota la manera en
la que nos basamos sólo en lo superficial para juzgar a una persona.
¿Pero qué le hubiese
pasado a alguien intersexual en una cultura diferente? Quizás se podría pensar
que el rechazo ante tal condición es global, pero no es así. Geertz menciona a
una tribu llamada “los navajo” en donde la intersexualidad también es vista como
una anomalía, pero a diferencia de nuestra sociedad, los navajo la tratan con
admiración, ya que para ellos representa un regalo divino.
Nuestro sentido común ha
cambiado en ciertos aspectos a lo largo de la historia. Pamela Fink en su blog habla sobre ese tema. Principalmente hace referencia a los
mayas y los sacrificios que realizaban con el fin de recibir una especie de
favor por parte de una deidad. Por ejemplo: Sacrificar a una persona para que
el “Dios de la lluvia” hiciera llover.
En la actualidad, gracias
a los avances científicos, conocemos las verdaderas causas de muchos de los
fenómenos a los que se le atribuía una causa sobrenatural en el pasado. Ahora
sabemos que todo tiene una explicación racional.
El maestro Héctor Robledo
hizo una observación sobre ese punto (dentro del mismo blog de Pamela): El cree que la aceptación de las explicaciones
científicas, no son más otro tipo de pensamiento supersticioso, que parece
racional sólo porque nuestra cultura lo dice. A mi parecer, es una
falacia lo que afirma, y les explicaré por qué. Pero antes, quiero dejar claro
la definición de superstición, de acuerdo con la Real Academia Española:
“Creencia extraña a la fe
religiosa y contraria a la razón” (Rae, 2001).
La razón por la que
aceptamos muchas de las declaraciones y teorías científicas, es porque
presentan evidencia para respaldarse y éstas siguen una conclusión lógica para
llegar a una explicación racional, es por eso que NO es supersticioso
aceptarlas.
En cambio, las
“explicaciones” de tribus, organizaciones religiosas y civilizaciones antiguas
como los mayas; ésas SÍ son supersticiosas, porque se basaban puramente en la
fe. No tenían evidencias, simplemente creen/creían en lo que sus “escrituras
sagradas” les comentaban, sin siquiera cuestionarse en la certeza de los
argumentos (si se les puede llamar así).
Ahora, podrían preguntarse
¿Cómo sabemos que las evidencias que nos presenta la ciencia son ciertas? O
preguntarse como el maestro Héctor Robledo: “¿Y cuándo sabemos que tenemos la
cantidad suficiente de evidencias para dar por buena una creencia?”
Primero que nada, es
posible comprobar algunas de las fórmulas y teorías científicas por tu cuenta.
Por ejemplo: En ingeniería electrónica hay una ley muy conocida llamada la ley
de Ohm: V = IR (donde V es voltaje, I corriente y R resistencia). Se puede
comprobar tal ley construyendo un circuito sencillo, aplicar un voltaje, y
utilizar un multímetro para medir la corriente, resistencia y voltaje en cada
uno de los componentes del circuito. Podrás después hacer las operaciones
matemáticas y los resultados que obtengas con éstas, concordarán con los
valores adquiridos en el multímetro.
Evidentemente, no es
posible comprobar todas las afirmaciones científicas que se han hecho a lo
largo de la historia de la humanidad. Por lo que en muchas ocasiones, es
necesario usar el sentido común, mezclado con las evidencias que se presentan,
para poder validar la certeza de una declaración, hecho o teoría. Por ejemplo:
¿Cómo sabemos que vivimos en un sistema solar? Para empezar, existen fotos de
los planetas que lo conforman y del Sol; se puede conocer su comportamiento, su
composición, etc. Pero ahora, ¿Cómo sabemos que tales evidencias son ciertas?
Evidentemente, nadie ha viajado a cada planeta del sistema solar para comprobar
que existe, por lo que, como dije anteriormente, se debe utilizar el sentido
común, y para esto, además de tener en cuenta las evidencias, también es
necesario evaluar las fuentes de información: ¿Quiénes lo dicen?, ¿En qué
campos se especializan?, ¿Por quiénes están respaldados?, ¿Es lógica la
conclusión a la que llegan? Entre más analices tales preguntas, más certera
será la decisión que tomes: aceptar, no aceptar, dudar.
Como no es posible estar
100% seguros de nada, siempre debemos elegir la opción más probable, aquella
que se acerque más a la realidad. Como dijo el astrónomo Carl Sagan:
“Extraordinary claims require extraordinary evidence” (Carl Sagan)
Me parece que ese modelo
de tomar decisiones, es una de las tantas características que construyen al
buen sentido común. Un punto que le agregaría al libro de Geertz ("El sentido común como sistema cultural").
Hasta el momento, expliqué
la manera en la que tomamos decisiones lógicas en base al sentido común y la
evidencia. Ahora quiero tocar otro punto: ¿Cómo sabemos si algo es correcto o
no?, o más bien ¿Cómo decidimos qué es bueno y qué es malo?
Una de las últimas
lecturas que leí fue “Viven sin dinero”. En la que se habla sobre Fellmer y su
familia que vive sin dinero: se mantiene solamente de productos “rescatados” de
los contenedores de supermercados. El propósito principal de Fellmer es hacer
reflexionar a Alemania, sobre todo por el sistema que tienen en el que es legal
tirar basura pero ilegal rescatarla. Sin duda, es una acción humilde y generosa
por parte de éste hombre, pero ahora me pregunto ¿Por qué lo hace?, ¿Cuál es el
sentido de hacer reflexionar a Alemania?, ¿Cómo sabe que es lo correcto?, ¿Por
qué siente la necesidad de hacer un mundo mejor? Me parece que es un tema en el
que se involucran tanto las enseñanzas de Geertz como las de Pablo Fernandez.
A lo largo de la historia,
la humanidad ha estado construyendo su moral en base a una cuestión principal a
mi parecer, la experimentación del dolor tanto físico como psicológico,
conforme experimentamos diversas situaciones en la vida cotidiana, es común
enfrentarse con el dolor: tropezar, ser golpeado, ser insultado, etc. Lo que
tienen en común esas situaciones, es que todas nos hacen sentir mal de una
manera u otra, y por eso, tratamos de evitarlas por simple sentido común. Por
lo contrario, si una experiencia causa placer, entonces trataremos de repetirla
o buscar otra cosa que produzca un sentimiento semejante. Ésa es la manera
básica con la que decidimos si algo es bueno o malo.
En los primeros párrafos
del escrito, mencioné las tres epistemologías de Pablo Fernandez: fusión,
distancia y encantamiento, y comenté un ejemplo sobre un doctor que vive
normalmente vive en base a la fusión, sin embargo, cuando se enfrenta con
situaciones sentimentales, es decir, situaciones en las que uno de sus
pacientes está triste por su condición de salud, por lo que el médico cambia su
postura hacia la epistemología del encantamiento: Comienza a sentir empatía por
ese paciente, pues sabe que una enfermedad puede ser dolorosa y debilitare
psicológicamente, y esto lo sabe por sentido común; porque ha observado a
personas con condiciones similares a lo largo de su vida. Como dice Geertz
(volviendo a citar):
“El sentido común es más que nada una interpretación de las inmediateces de la experiencia” (Clifford Geertz, El sentido común como sistema cultural).
Sin duda, uno de los
aprendizajes más valiosos que aprendí en esta primera parte del curso, es la
manera en la que tomamos decisiones, y me parece que es un tema muy importante,
pues las decisiones reflejan nuestra mentalidad, y más importante aún, nos
ayudan a acercaros a la realidad. Todo el tiempo buscamos aquello que nos
vuelve felices, evitamos lo que nos entristece y buscamos sobrevivir.
